domingo, 9 de octubre de 2022
lunes, 14 de diciembre de 2015
Vídeo cruce del estrecho de Gibraltar a nado
Os paso el vídeo sobre el cruce del estrecho del pasado septiembre.
miércoles, 21 de octubre de 2015
Travesía Medes-Formigues. Neda el Món. Octubre 2015
Si algo puede dar idea de
lo que es la travesía Medes-Formigues es lo que de camino al Estartit me dijo
Jose que le había explicado a un amigo suyo: cuando te levantes el domingo por la mañana a las 8:00 para salir en
bicicleta yo ya llevaré media hora nadando. Probablemente te dará pereza
levantarte, y alargarás el sueño una hora más. Cuando te levantes a las 9:00 yo
todavía estaré a medio camino de cruzar la bahía del Estartit. Desayunarás,
cogerás la bici y cuando vuelvas después de 3 horas yo seguiré todavía nadando.
Te dará tiempo de poner la mesa, preparar la comida y hasta de comer.
Posiblemente, a eso de las 15:30, cuando acabes el resopón, y sólo entonces, es
probable que yo llegue a les Formigues, después de 8 horas seguidas de nado. El
tema fue que en nuestra travesía Jose se olvidó de decirle que a su amigo le
daba tiempo hasta de hacer una siesta de pijama y orinal de 2 horas o hasta de
ver Avatar por la tele ya que estuvimos 10
horas braceando.
Martí fue el que la lió.
Después de nuestro éxito en el estrecho el Rombo estaba lanzado, y bastaron 3
líneas de whatsapp para convencernos a David, Jose y a mí para consultar a Neda
el Món si podíamos participar en la travesía de Medes-Formigues. En nuestros
entrenos para el Estrecho habíamos coincidido con parte de las personas que
iban a hacerla, entre ellas Raül Romeva, que por razones obvias tuvo que ceder
su plaza, y no nos dio la sensación que el entreno fuera muy diferente ni que
tuvieran mucha más carga que nosotros. Después del Estrecho no sabíamos de qué
mejor manera podríamos haber preparado la travesía. De hecho el Estrecho lo
podríamos considerar en cierta manera un último entreno antes de afrontar la
prueba más dura que se hace en Cataluña: recorrer los 22,3 km que separan las
islas Medes de las islas Formigues, 4 km al sur de Calella.
En el último momento nos
confirmaron las plazas, y a mediados de semana ya estábamos pendientes de la
previsión meteorológica preguntándonos cuando iba a amainar el temporal de
levante que durante toda esa semana había afectado el litoral. El jueves nos
dijeron que finalmente la travesía estaba programada para el domingo. Hora de
encuentro 6:00 AM, y salida desde Medes a las 7:30. ¡¡¡Menudo madrugón!!!
Por la mañana allí estábamos
los 4, enfundados con nuestros trajes de luces y acompañados por Ari, que se
había ofrecido a darnos soporte y hacer fotos. Al final acabó dándonos hasta el
avituallamiento. Gracias Ari por tu apoyo continuo.
En el briefing de salida
estábamos 40 nadadores, de los que 16 eran unos irlandeses que habían venido
expresamente a hacer esta travesía. La organización había hecho grupos en
función de nuestra velocidad de crucero. Nosotros estábamos en los de 3 Km/h,
junto con 4 nadadores más. Cada grupo íbamos a tener una barca que nos iba a
seguir y a darnos en avituallamiento. La logística iba a ser la misma del
Estrecho, con avituallamientos cada 45 minutos.
A las 7:00 salíamos de
puerto en barcas, dirigiéndonos a las Medes. Todavía era de noche. Nervios, silencio
y un poco de mar de fondo. En el horizonte se intuía la salida del Sol. Nunca
había comenzado una travesía en estas condiciones, y realmente es espectacular.
Una vez en Medes salto de la barca y a tocar la roca (esto me sonaba…). Al cabo
de pocos minutos dieron la salida a la prueba. Eran las 7:30 AM. Nos fuimos
agrupando y al poco rato nadábamos los 8, todavía de noche, en dirección al
cabo de Begur que se intuía a lo lejos. El Rombo volvía a la acción.
Desde la barca camino a la salida |
Nadando por la bahía del Estartit |
¡¡¡Estáis a la mitad!!!... A LA MITAD!!!! Pero si llevábamos 7 horas!!!
Mentalmente recordaba una travesía que había hecho este mismo año, desde Llafranc
hasta Aiguablava. La había hecho en unas 2 horas. Aiguablava estaba un poco más
al sur del cabo de Begur, así que no me salían las cuentas… 1 hora hasta
Aiguablava, 2 horas hasta Llafranc, y 1,30 horas hasta Formigues. Esto nos lo
pelamos como mucho en 4 horas y media, y más si el mar cambiaba. Ni mitad ni
ostias, esto está hecho…
Cuando volvimos a arrancar…el cabo se había movido!!! Teníamos que volver a alcanzarlo y pasarlo, porque durante el escaso minuto que estuvimos tomando algo, la corriente nos hizo retroceder un trecho importante. Desesperante…
Seguíamos nadando a buen
ritmo, pero nuestro avance era escaso.!!! Joder con la corriente en contra, no
íbamos a llegar nunca!!!
En el siguiente
avituallamiento cayeron Jose y el último nadador invitado de nuestro grupo. David,
Martí y yo quedamos sorprendidos, sobre todo porque Jose no había dado ni una
señal de encontrarse mal y no poder seguir el grupo, pero respetamos su
decisión.¡¡ Que no decaiga, que no decaiga!!! Me decía a mí mismo… Sólo
quedábamos el Rombo… y no al completo.
Desde la barca nos
gritaron que parecía que el tema de la corriente iba a cambiar, y que los
grupos de delante habían notado una ligera corriente a favor. A mí ya me valía
con que no hubiera corriente, así podríamos avanzar normalmente.
… y una leche!!!
Seguíamos al mismo ritmo
penoso, y efectivamente con otro mar diferente al de la bahía del Estartit…peor.
Pensaba en el abandono de Jose, de los otros 4 nadadores del grupo, y de que
sólo quedábamos los tres.
En el siguiente
avituallamiento tuve la sensación de que íbamos muy solos. No se veía ninguna
otra barca de los otros grupos. Ari nos puso al día del resto de los grupos. El
nuestro iba ahora en segundo lugar, y nos dijo el montón de gente que había
abandonado. ¡Menudo panorama! Cuando íbamos a volver a arrancar desde la barca
nos gritaron que esperáramos, que venía más gente hacia nosotros. Esperamos. Se
trataba de dos chicas del grupo de irlandeses. ¡Una iba sin neopreno! Menuda
máquina. Luego nos enteramos que se dedica a hacer travesías extremas, con
temperaturas bajas y muy largas. Cuando llegó a la barca empezó a vociferar
preguntando (eso es lo que creo que entendí, entre el cansancio, las olas y el
viento), sobre su bebida caliente. Lo estaba pasando fatal, porque tenía un
frío de la leche. Creo que ya había encontrado su sensación extrema en la
prueba… Pobre Ari, y ¿qué sabía ella de su bebida caliente?. Le dieron algo de
nuestros potingues, plátanos y líquido supongo, que era lo único que teníamos,
y seguimos nadando. Nos dimos cuenta enseguida que con las chicas llevábamos un
ritmo desigual, y nos fuimos distanciando. La chica que llevaba neopreno se iba
quedando atrás, y la otra daba la sensación de que prefería seguir su guerra en
solitario. Nos seguía más o menos a la misma altura, pero siempre un poco más
mar adentro que nosotros…
Fue en ese momento cuando
apareció uno de mis temores: mi hombro izquierdo reclamaba su protagonismo, y
cada vez me dolía más. Hice lo de siempre, pensar en otra cosa e intentar
optimizar mis brazadas para forzarlo lo menos posible, pero el tío seguía ahí…
run, run… run, run…
Cuando volvimos a parar
le pedí a Ari algo para el dolor muscular. Y como no, salió el famoso Enantyum, el
antiinflamatorio que tantas veces habíamos comentado entre nosotros. El premio
Nóbel deberían darle al señor Enantyum, el premio Nóbel!!!. Al poco rato se me
había pasado el dolor y nadaba con normalidad, a buen ritmo y animado. El Rombo
(o lo que quedaba de él) se deshacía. Tras mi dopaje yo iba en cabeza a buen
ritmo, luego Martí, y finalmente David a un ritmo más lento pero constante. El
mar empezada a picarse, y el viento a subir…
Nueva parada y sin
dudarlo me tragué una biodramina, por si las moscas… Desde la barca nos dijeron
que no había llegado nadie a Formigues, y que desde la organización le decían
que veían complicado que nadie lo consiguiera. – Detrás vuestro ya no queda
nadie- nos gritó Ari – ¡¡Todo el mundo ha ido abandonando!! -
Nos volvimos a poner en
marcha, y en mi cabeza, resonaban tambores de épica, pensando que sólo los
tres, después del año excepcional en el que habíamos cruzado el Estrecho, lo
íbamos a conseguir. Teníamos que hacerlo, ¡¡¡Vamos!!! Pim, pam, pim, pam, una
brazada, otra, un trago de agua… una brazada, otra…
Al cabo de un buen rato, con corriente, olas y
viento en contra, empecé a tener dudas de si realmente podíamos conseguirlo.
Tomé una referencia en la costa, acabábamos de pasar por Tamariu, y seguí
nadando, nadando y nadando, y volvía a mirar y allí seguía Tamariu. Hombre, es
muy bonito, pero no nos podíamos quedar, teníamos que avanzar… no era
imposible, pero sí penoso. Primera levantada de cabeza y análisis de la
situación. ¡¡¡Se veían las Formigues!!!, pero antes calculo que a 1,5 km
teníamos que alcanzar el cabo de Sant Sebastià. Todavía teníamos que llegar
allí, y luego, tirarnos a mar abierto unos 4 km más hasta Formigues. Con lo que
avanzaba no sé cuántas horas iba a estar. Desde luego no menos de 3 – Vamos a
probarlo – me dije.
Creo que me costó un par más
de levantadas de cabeza, de análisis de las condiciones y de mirar la hora, el
darme cuenta que llegar al objetivo era casi imposible. Esperé a Martí y le
dije que abandonaba. Llamé a la barca para que se acercara, y subí, dándome
cuenta de que estaba fuera del agua, había dejado de nadar, y que por supuesto
no iba a tocar Formigues. ¿Frustración? La justa. Llevaba casi 10 horas
nadando, mi cuerpo había aguantado muy bien y sinceramente, había disfrutado de
cada brazada. Haber llegado a Formigues hubiera sido la leche, pero cuando no
se puede no se puede… Ahora tocaba animar a Martí y a David, que todavía
seguían braceando testarudos mirando a las Formigues.
Desde la barca se veía
todo diferente. El oleaje y el viento se percibían en toda su magnitud. El
avance penoso y lento de la barca, era fiel reflejo. A nuestro alrededor no se
veía a nadie más. Las dos chicas irlandesas que nos habían seguido al parecer
habían abandonado hacía rato. Quedábamos sólo Walter (el que tripulaba la
barca), Ari, yo fuera del agua y Martí y David todavía nadando. Martí a un
ritmo más rápido, lo que provocaba que entre ellos la distancia cada vez se
hiciera mayor. Cuando con la barca íbamos a animar y ver como estaba uno
costaba luego ver donde estaba el otro, y llegar, no menos de 5 minutos.
Insistí a Walter para que llamara a la organización para que trajeran otra
barca, porque con sólo una era muy difícil controlarlos a los dos.
Pasaron unos 20 minutos
cuando Martí dejó de nadar. Nos miró y se quitó las gafas. Había decidido
también dejarlo. Fuimos hacia él y subió a la barca. Me imagino que por su
cabeza pasaron sensaciones y emociones semejantes a las que me habían invadido
hacía un rato. Nos abrazamos, lo que habíamos hecho era muy, muy grande.
Al poco rato llegó una
segunda barca, diciendo que se iba a hacer de noche, que era muy difícil que
David lo consiguiera, y que lo más sensato era que abandonara. Estaba claro que
ni Martí y yo se lo íbamos a pedir. Creo que en ocasiones así debe ser uno
mismo el que decida, y que si quiere seguir intentándolo, si no hay riesgo para
nadie, tiene todo el derecho a hacerlo. La travesía no tenía tiempo de corte, y
lo único que realmente era crítico era que se llegara a hacer de noche. Por lo
demás, si David quería nadar, pues que nadara.
Desde la barca que
acababa de llegar me gritaron para que subiera y llevarme a Calella. Si David
decidía parar, no era muy seguro ir 5 personas en la barca de avituallamiento,
así que cambié de barca y tomamos rumbo a Calella, dejando atrás a Walter, Ari,
Martí y también a David en su intento de conseguirlo.
Una vez en la barca me di
cuenta realmente de lo que le faltaba… Calculo que tardamos unos 20 minutos en
llegar al cabo de Sant Sebastià, salpicados por las olas y con mucho viento. 15
minutos más en llegar a Calella. Las condiciones eran iguales todo el rato, así
que imaginé que David no iba a tardar menos de 4 horas si lo conseguía, con el
riesgo que se le hiciera de noche… ¡¡¡Con un par!!!
Llegué a Calella, donde
la sensación era de tranquilidad, y reflejaba muy poco las condiciones que
habíamos vivido fuera. Salieron a recibirme Jose, que se había metido una buena
paella entre pecho y espalda para hacer tiempo, Marta, la mujer de David, y
Blanca, una amiga de Jose a la que se encontraron por casualidad. Cuatro
irlandeses que estaban por allí, y un par de personas de la organización. En mi
mente me sorprendía el contraste entre la tranquilidad de la llegada y lo que
debía estar luchando David.
Blanca tenía casa allí, y
me ofreció una ducha caliente. ¡¡Qué mejor recompensa para el palizón que me
había dado!! Cuando acabé bajé a la playa y justo acababan de llegar Martí y
David. David había aguantado 40 minutos más en el agua. Debe tener raíces
mañas, seguro. Esta vez no habíamos conseguido el objetivo. Habíamos nadado 10
horas seguidas, el doble de lo que necesitamos para cruzar el Estrecho, y en
ese tiempo habíamos recorrido incluso menos distancia, calculo que unos 18 km.
De todos modos estábamos contentos porque vimos que el cuerpo todavía no había
dicho basta. Disfrutamos toda la travesía hasta el final, y supimos que éramos
capaces de estar todo ese tiempo braceando y que podíamos estar más. No
habíamos descubierto cuál es nuestro límite, y por qué no, siempre nos quedará
la épica para contarlo, al menos hasta el año que viene, cuando volvamos a
intentarlo.
De los 40 nadadores que
salimos de Medes sólo 5 consiguieron llegar a las islas Formigues. Los tres
primeros en 9 horas y media, un cuarto en 11 horas, y el último nadador lo hizo
de noche después de casi 13 horas de nado. Este seguro que se lo contará a sus
nietos. Mi más sincera admiración a los 5. Después de todo el esfuerzo para
vencer la corriente que fue contraria en todo el recorrido, y al final el
oleaje y viento, la pregunta que nos hacemos es por qué la organización no
planteó la prueba en sentido contrario. Tener algo a favor de vez en cuando
también se agradece.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
Cruce a nado del Estrecho de Gibraltar. Septiembre 2015
Por fin. Tras muchas
horas de entreno, más de 400 km nadados en 8 meses, bastantes travesías a
mis espaldas y sobre todo muchas ganas y mucho apoyo de los que tengo cerca, el
pasado día 15 conseguí cruzar el estrecho de Gibraltar nadando.
Vista del estrecho desde el puerto de Tarifa. Marruecos al fondo |
Llegar a ese día fue
tanto un proceso individual como de grupo. El lujo de formar un grupo de amigos
desde el primer día, con Sandra, Jordi, David, Martí, Jose, Anna, compartiendo un
objetivo, ha sido lo que ha mantenido viva la motivación durante todos estos
meses. Empecé a entrenar en serio en Enero, todo y que fue en Noviembre cuando
decidimos tomar parte de esta aventura. A partir de principio de año todos
empezamos a ponernos las pilas. Cenas en el Timesburg, notas de whatsApp,
correos, quedar para nadar y participar juntos en varias travesías, ha hecho
que al final el proyecto del cruce pasara de un proyecto de cada uno a un
proyecto de todos. En mi caso ha sido con David Marimon, Martí Colet y José
Lecha con los que, desde el primer entreno convocado por Neda el Mon para hacer
los grupos de cruce, hemos conseguido consolidar el ya famoso ROMBO, nadando
juntos, ordenados y aun ritmo en el que todos nos encontramos cómodos. Parecía
imposible cuando los primeros días Jose todavía se quedaba atrás, David iba
como una moto con sus entrenos, Martí nos sacaba cuando daba de pies un cuerpo
de ventaja o yo no era capaz de mantener un ritmo tranquilo a la que me ponía
delante. A finales de junio el Rombo funcionaba a la perfección.
El lunes nos había citado
la organización de Neda el Mon a las 5:45 en el aeropuerto. Madrugón desde
casa, compartiendo taxi con David. A las 7:00 salida del vuelo hacia Málaga y
desde allí traslado en autocar hasta Tarifa. En Málaga nos informaron que el
primer grupo que iba a enfrentarse al reto, formado por Jordi Crespi, Joan
Caneti, Joan María Cámara y Javier Santos (el de Madrid) tenía muchos números
de cruzar en cuanto llegáramos. Nervios a tope!! Íbamos a estar una semana en
Tarifa, y durante esos 7 días debíamos cruzar 3 grupos: el de Jordi, el Rombo y
el de las chicas (Sandra, Anna, Mireia y Núria). La cosa está apurada, porque
en el estrecho las condiciones no siempre son buenas para poder nadar.
Corrientes, mareas y viento son factores claves que pueden hacer que una
travesía acabe en éxito o fracaso. Ha habido casos en que después de una semana
se ha tenido que regresar a casa por no haber un solo día bueno. Cuando la
ACNEG (Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar) dice que se puede
cruzar hay que ponerse firmes y las pilas.
La ACNEG es la única
empresa que dispone de permiso para cruzar nadadores de un lado a otro. Al
principio, y sinceramente pensé que menudo monopolio tenían montado, pero
después de haberlo cruzado y ponernos en sus manos, puedo decir que son muy
buenos profesionales, y que su experiencia, en especial la de Antonio Montiel,
es la que hace que muchos cruces se consigan. Cuando estás allí cruzar el
estrecho no es como muchas travesías en las que con una barca y buena voluntad
vas haciendo… allí hay que mirar las corrientes, la velocidad de los nadadores,
controlar los barcos (peazo barcos!!!)… y al final interpretar si se puede o no
conseguir el cruce. Si se llega a Perejil, punta Almansa, te vas directo a
Ceuta, te vuelves a Gibraltar o sencillamente si te puedes quedar nadando
contracorriente sin avanzar un metro. Todo eso lo domina Antonio.
Todo el grupo recién llegados al aeropuerto de Málaga |
Total, que la ACNEG decía
que se podía cruzar y allá iba nuestro primer grupo, con el sueño del madrugón,
poca comida en el estómago y todavía descolocado. Salida a las 11:30 de la
mañana, mar un poco movido y mucho nerviosismo, tanto de los que iban a cruzar
como del resto que nos quedábamos en tierra y teníamos que esperar turno.
Cuando salieron fuimos a alojarnos en el Hostal Alameda, situado a escasos 50 m
del puerto, deshacer equipajes y luego a comer. Estuvimos siguiendo toda la
travesía a través de la web www.vesselfinder.com,
siguiendo las evoluciones del Columba, que es el barco de la organización en el
que iba Antonio dirigiendo todo el cruce. Al cabo de poco más de 5 horas
llegaban a Perejil (no sé si eso cuenta como Marruecos, aunque supongo que sí
como África, jejeje). Al cabo de casi una hora llegaban que no cabían en sus
cuerpos y fuimos todos a recibirlos. Exitazo del primer grupo. Ahora nervios
para el segundo… el rombo empezaba a temblar.
El rombo: Jose, David, yo y Martí |
La ACNEG comentó que era
posible que pudiéramos cruzar al día siguiente, el martes, pero que tenían que
confirmar la previsión. Esa noche a las 22:00 nos dirían algo. Para cenar
hidratos a tope, en una pizzería muy recomendable cerca del Hostal, en la misma
Avenida Constitución. Cuando acabamos fuimos a dar un paseo, y llegaron
noticias del ACNEG: la salida se confirmará mañana a las 10, hay muchas
posibilidades de que se salga. Fuimos a dormir pronto, y al día siguiente, a
las 10:00, después de haber pasado por el bar de la Churrería ya habíamos
desayunado todos. Al poco rato nos confirmaron que saldríamos a las 11:30.
Subida a la habitación, coger
los avituallamientos (en mi caso a base de una pasta que preparé con higos,
orejones, anacardos, nueces, dátiles, canela y avena y 5 bidones de líquido
hidratante con gel). También cogí una pequeña piedra de Noe que mi amigo Álvaro
me había dado para que me acompañara en el cruce. Estas piedras las pinta Noe,
para que la gente las llevé a sitios donde ella no puede llegar. Me la puse
debajo del traje, en el antebrazo izquierdo, y no me iba a dejar hasta
Marruecos.
Salimos a la calle como
si fuéramos toreros en la plaza, enfundados en los neoprenos y acojonados. En
el puerto últimas instrucciones de Antonio, fotos con los compis y a las 11:15
salíamos del puerto ya con el barco hacia la isla de las Palomas, donde iba a
empezar la travesía. Al salir del puerto ya me di cuenta de que la cosa estaba
movidita. Nos situamos a unos 20 m y Antonio nos dijo que al agua, y con
cuidado que está fresquita. ¿Fresquita? ¡A 16º estaba el agua!. Saltamos uno a
uno de la barca y fuimos nadando hasta las rocas. Allí tocamos tierra con más o
menos fortuna en medio de las olas que rompían y sonó el pitido que indicaba el
inicio del cruce. Como un reloj, clac, clac, clac, formación del rombo y
empezamos a nadar hacia mar abierto, detrás de la barca del ACNEG. Martí
delante, Jose y David a los lados y yo a pies detrás. Pim, pam, pim, pam. El
primer tramo las olas estaban más subidas de lo que parecía desde fuera. Por un
momento pensé que si tenía que ser así durante más de 5 horas lo iba a cruzar
su tía. Al cabo de unos 30 minutos la cosa cambió como por arte de magia, y las
olas se ordenaron de repente, haciéndonos subir y bajar pero sin tanto
salpicón. Eso me animó.
El rombo nadando en medio del estrecho |
Toque de silbato y primer
avituallamiento más o menos a los 50 minutos de travesía. Todos a la zódiac que navegaba a
nuestro lado todo el rato a por la manduca. Teníamos 45 segundos para engullir
y beber todo lo que pudiéramos. No nos dejaban más tiempo para evitar la deriva
producida por la corriente y así desviarnos lo mínimo de la línea recta que nos
podía llevar a Punta Cires, el punto del otro lado más cercano a la salida
(15,5 km). Cambiamos nuestras posiciones, Jose delante, Martí y yo al lado y
David detrás. El rombo avanzaba a la perfección. Animado por el ritmo y las
sensaciones llegamos al segundo avituallamiento. Bolinga de calorías, líquido y
a nadar. Ahora pasé yo encabezando el grupo. Qué pasada!!! Al poco rato agarrón
de tobillo. Me iba del grupo. Bajada de ritmo, reagrupación y seguimos. Nuevo
tirón. Jose tenía problemas para seguir. David dijo aquello de que “casi que
paso yo delante”. Resignado me puse a un lado… seguimos nadando y era claro que
a Jose le pasaba algo. Faltaba todavía un huevo pues justo acabábamos de
atravesar el primer “autopista” de barcos que circulaban del Mediterráneo al Atlántico.
Tráfico marítimo en el estrecho. Salida en el punto señalado, posición del Columba |
Durante la travesía
teníamos pocas referencias de nuestro avance. Por un lado los avituallamientos,
que más o menos debían producirse cada 45 minutos, y que nos daban idea del
tiempo transcurrido. Por otro la dirección de los barcos que íbamos viendo
cerca. Dado que el estrecho es uno de los puntos con más tráfico marítimo
del mundo, éste se organiza como una carretera. En el lado español circulan por
un carril imaginario paralelo a la costa los barcos que salen del Mediterráneo,
y por el lado marroquí los que entran. Evidentemente nosotros teníamos que
atravesar por en medio de todos, con prioridad total sobre esas bestias que
veíamos y que debían desviar su rumbo para no arrollarnos. Eso nos daba varias
referencias: superados los barcos que venían por la izquierda habríamos hecho
más o menos una cuarta parte del recorrido. Cuando superáramos a los que venían
por nuestra derecha ya estábamos en el último cuarto. Finalmente, y quizás la
más importante era cuando en la barca del ACNEG que nos guiaba se ponía el el
pabellón de Marruecos (la bandera vaya) indicándonos que estábamos a medio
camino. El resto era agua, fondo oscuro, nadar y nadar.
Total que cuando a Jose
le cogió la pájara justo acabábamos de superar los barcos que venían por la
izquierda (poco más de la cuarta parte la travesía). El rombo entró en crisis,
y todos bajamos el ritmo. Por suerte ni desde la zódiac ni desde la barca del
ACNEG nos apretaban para que nadáramos más rápido. El resto de la travesía fue
ir viendo cómo animar a Jose y cómo ordenarnos mejor para no separarnos e ir
ganando millas. Martí, con sus ganas de ayudar de siempre, al lado de Jose, y
yo y David un poco por libre manteniendo una distancia corta y acercándonos de
vez en cuando para relevar a Martí. Jose por su lado como una barcaza del
Mississipi paleando y avanzando como podía. Luego Jose nos confesó que estaba
hasta los cojones de que Martí se le pusiera en medio y le diera golpes, y que
David, en una de sus diagonales de aproximación, le había dado con el pie en un
dedo y se lo había puesto mirando al cielo. Total, que Jose ya iba tocado y
entre todos nos habíamos propuesto rematarlo, y todo sin saberlo.
Avituallamiento en medio del mar |
Llegamos así al cuarto y
último avituallamiento. Se veía ya el final, y tanto Susi (que me había pasado
la comida durante las paradas) como el piloto de la zódiac que eran del ACNEG
como Oriol de Neda el Mon, no paraban de animarnos. Mil gracias a los tres por
vuestro constante apoyo. La costa estaba muy muy cerca. Los últimos 1.000
metros fueron muy emocionantes. Por mi cabeza pasaban todos aquellos que me
habían animado y apoyado a hacer la travesía, en especial mi padre, al que
cuando le conté en Enero lo que iba a hacer me miró con aquella cara de padre
orgulloso que no tiene precio, y que cada día que iba a verle me preguntaba
como iban mis entrenos. No se lo he podido contar, pero seguro que sabía que
estaba apunto de conseguirlo. Las olas eran grandes, pero nos venían casi por
detrás, sin frenarnos. Algunas nos pasaban por encima, pero la mayoría nos
hacían avanzar más rápido y algunas las podíamos surfear.
No estábamos solos... |
Los últimos metros fuimos
en línea David, Martí y yo, y Jose, en su batalla particular, avanzaba más a la
izquierda, en su permanente afán de llegar más al este. Momentazo mágico cuando
llegamos a tocar la roca. Mano al aire y sonido de silbato que no hacía más que
reafirmar que habíamos alcanzado nuestro objetivo. David intentó subir a una
roca, pero una ola se lo llevó. Yo quería y tenía que ponerme de pie.
¡¡¡¡Lo conseguí!!!!!
Miré al cielo y levanté
los brazos. Viví una de las mayores satisfacciones que nunca había sentido. ¡¡Lo
habíamos hecho!!, ¡¡habíamos cruzado el estrecho!!, ¡¡estábamos en Marruecos!!.
Duré apenas dos segundos, pues noté un mareo y me fallaron las piernas. Al agua
de nuevo!!. 5 horas y 9 minutos nos había costado nadar los 18,7 km que
finalmente recorrimos.
Desde el agua saqué la
piedra de Noe de mi brazo, y como pude la lancé a la orilla. Tomé la
geolocalización por si alguien algún día quiere venir a buscarla y a lo mejor
llevarla otra vez a España, y me alejé de la costa. A pocos metros nos esperaba
la zódiac para llevarnos en plan comando, colgados dos a cada lado, hasta la
barca principal del ACNEG.
Volvemos!! |
Cuando subimos rezumábamos
satisfacción, felicidad, orgullo y emoción. Momentazo. Cuando Jose se sentó nos
dimos cuenta de lo que le había pasado en la travesía. Justo a la salida, una
ola lo había llevado contra las rocas, y el traje se le había abierto por la
entrepierna. Afortunadamente todo lo demás e importante no había sufrido daños.
Suponemos que al ir nadando el corte del traje se fue abriendo, hasta que
pasado el segundo avituallamiento, empezó a entrarle agua restándole flotabilidad.
¡¡El tío había aguantado casi 3 horas así!! ¡¡Una bestia parda!! ¡¡Olé tú!! Luego
nos reconoció que suerte que no sabía lo que le pasaba, porque si hubiera sido
así probablemente hubiera abandonado. Menos mal.
Recepción de lujo a la llegada a Tarifa |
De regreso con la barca nos
dimos cuenta de la barbaridad que habíamos nadado. Si lo llegamos a ver antes igual
ni nos lo planteamos. A lo lejos delfines, y poco a poco la costa marroquí
desaparecía a nuestras espaldas. A la llegada a puerto nuevo momento de gallina
de piel. El resto del grupo nos esperaba con aplausos al final del muelle. ¡¡Qué
pasada!!
Abrazos y felicitaciones,
lo habíamos hecho. Aahora nos tocaba animar al grupo de las chicas que acabaría
por cruzar el jueves 17 de septiembre, en una travesía épica, con muchas
corrientes, que las tuvo en el agua 6 horas y 40 minutos, recorriendo más de 24
km.
lunes, 11 de mayo de 2015
Fin de semana completo
Este año por fin me he decidido. No me costó mucho subirme al carro cuando en la última travesía de Marnatón en Cadaqués, en el barco que nos llevaba a la salida, con Sandra y Jordi hablamos de apuntarnos para cruzar el estrecho. Encontrar a David a la llegada y que también se ilusionara por el proyecto nos animó todavía más. No había pasado un mes que conseguimos liar a Martí, Anna y Jose y formamos el grupo definitivo del estrecho. Empezaba así nuestra andadura. Luego alguna cena de planificación y al final el calendario de la temporada. Además de los entrenos, si todo va bien este año caerán Barcelona (2 km), Begur (6 km), Sant Feliu (6,5 km), Palamós (9,5 km)... lo que vaya viniendo y al final la gran meta: entre 15 y 29 km de travesía (de 4 a 8 horas de nado), según estén las corrientes de ese día y si el mar nos deja...
En el primer entreno de Neda el Món se hicieron los grupos para el cruce: conmigo David, Martí y Jose. Otro grupo lo formaron Anna y Sandra con dos chicas más (Núria y Mireia), y Jordi, que ese día llegó tarde, se incorporó a un grupo variopinto con gente de Madrid y Bilbao.
El cruce está programado para Septiembre, y se hace en grupos de 4 personas. Tenemos que aprender a nadar juntos, pues en caso que uno se descuelgue lo sacarían del agua. En el estrecho el tráfico marítimo es intenso, y la organización no quiere correr ningún riesgo. Nada de tener a 4 tíos desperdigados cada uno a su bola...
Pasados ya unos cuantos meses desde que nos apuntamos, y tras bastantes piscinas arriba y abajo, el sábado pasado teníamos la primera travesía de la temporada: la Maratón de Barcelona, de 2 km individuales. Una prueba corta, y decidimos hacerla cada uno por separado, sin nadar en grupo como lo haremos el día de la travesía. Luego, para acabar la mañana nos apuntamos con el grupo a relevos. La prueba de 2 km fue como esperábamos. Mucha gente con el cuchillo en la boca a la salida y bastantes golpes. La distancia era demasiado corta para que el grupo se estirara, así que casi todo el rato nadamos bastante en mogollón. No hubiera tenido ningún sentido intentar nadar los 4 del grupo juntos. Llegamos todos bastante seguidos, y en menos de 2 minutos de margen llegamos todos. Yo marqué el puesto 90 de la general, con algo más de 400 participantes. Contento.
La prueba de relevos fue lo más divertido. Cada miembro del grupo tenía que completar dos vueltas a un circuito de 500 m. Era la primera vez que me encontraba en una prueba de natación compitiendo contra el crono. Había que darlo todo, y la distancia era lo suficiente corta como para hacerlo. Enseguida nos dimos cuenta de quienes eran nuestros rivales. Compañeros de piscina, de otros entrenos... lo pasamos en grande. Quedamos en la posición 16 de un total de 50 equipos. Exitazo, y más teniendo en cuenta en nivel que había en la prueba.
Al día siguiente, domingo, para completar el fin de semana, tocaba el tercer entreno del estrecho que montaba la organización. El primero había sido para montar los grupos, el segundo, en marzo, para tener el primer contacto con el mar y ver cómo nadábamos todos juntos, y el de hoy era la primera prueba de distancia. 8 km, que han acabado siendo 8400 m. El día inmejorable, sol y mar plana. Seguro que eso no lo encontraremos en Gibraltar, pero ha servido para disfrutar mucho. Durante las casi dos horas y media que hemos estado nadando hemos intentado mantener la formación de rombo, que según nos han dicho es la mejor para cruzar. La verdad es que hemos ido bastante bien, juntos todo el rato. Todo y así, el nadar en grupo no es que sea del todo fácil. Te hace ir todo el rato pendiente de los demás, mantener un ritmo constante y vigilar que nadie se descuelgue. Eso sí, es infinítamente más divertido que nadar solo, y hace que el tiempo pase mucho más deprisa. Nos ha servido para dos cosas: para ver que todavía nos faltan muchas horas de vuelo, y para quitarnos el miedo de la siguiente prueba, la del 24 de Mayo en Palamós. Será la primera que haré de 9,5 km, pero después de lo de hoy creo que la podemos afrontar con suficientes garantías. Esta sí será la primera que haremos en grupo, con el rombo a tope, así que no decaiga, que vamos lanzados!!!
En el primer entreno de Neda el Món se hicieron los grupos para el cruce: conmigo David, Martí y Jose. Otro grupo lo formaron Anna y Sandra con dos chicas más (Núria y Mireia), y Jordi, que ese día llegó tarde, se incorporó a un grupo variopinto con gente de Madrid y Bilbao.
El cruce está programado para Septiembre, y se hace en grupos de 4 personas. Tenemos que aprender a nadar juntos, pues en caso que uno se descuelgue lo sacarían del agua. En el estrecho el tráfico marítimo es intenso, y la organización no quiere correr ningún riesgo. Nada de tener a 4 tíos desperdigados cada uno a su bola...
Pasados ya unos cuantos meses desde que nos apuntamos, y tras bastantes piscinas arriba y abajo, el sábado pasado teníamos la primera travesía de la temporada: la Maratón de Barcelona, de 2 km individuales. Una prueba corta, y decidimos hacerla cada uno por separado, sin nadar en grupo como lo haremos el día de la travesía. Luego, para acabar la mañana nos apuntamos con el grupo a relevos. La prueba de 2 km fue como esperábamos. Mucha gente con el cuchillo en la boca a la salida y bastantes golpes. La distancia era demasiado corta para que el grupo se estirara, así que casi todo el rato nadamos bastante en mogollón. No hubiera tenido ningún sentido intentar nadar los 4 del grupo juntos. Llegamos todos bastante seguidos, y en menos de 2 minutos de margen llegamos todos. Yo marqué el puesto 90 de la general, con algo más de 400 participantes. Contento.
La prueba de relevos fue lo más divertido. Cada miembro del grupo tenía que completar dos vueltas a un circuito de 500 m. Era la primera vez que me encontraba en una prueba de natación compitiendo contra el crono. Había que darlo todo, y la distancia era lo suficiente corta como para hacerlo. Enseguida nos dimos cuenta de quienes eran nuestros rivales. Compañeros de piscina, de otros entrenos... lo pasamos en grande. Quedamos en la posición 16 de un total de 50 equipos. Exitazo, y más teniendo en cuenta en nivel que había en la prueba.
Al día siguiente, domingo, para completar el fin de semana, tocaba el tercer entreno del estrecho que montaba la organización. El primero había sido para montar los grupos, el segundo, en marzo, para tener el primer contacto con el mar y ver cómo nadábamos todos juntos, y el de hoy era la primera prueba de distancia. 8 km, que han acabado siendo 8400 m. El día inmejorable, sol y mar plana. Seguro que eso no lo encontraremos en Gibraltar, pero ha servido para disfrutar mucho. Durante las casi dos horas y media que hemos estado nadando hemos intentado mantener la formación de rombo, que según nos han dicho es la mejor para cruzar. La verdad es que hemos ido bastante bien, juntos todo el rato. Todo y así, el nadar en grupo no es que sea del todo fácil. Te hace ir todo el rato pendiente de los demás, mantener un ritmo constante y vigilar que nadie se descuelgue. Eso sí, es infinítamente más divertido que nadar solo, y hace que el tiempo pase mucho más deprisa. Nos ha servido para dos cosas: para ver que todavía nos faltan muchas horas de vuelo, y para quitarnos el miedo de la siguiente prueba, la del 24 de Mayo en Palamós. Será la primera que haré de 9,5 km, pero después de lo de hoy creo que la podemos afrontar con suficientes garantías. Esta sí será la primera que haremos en grupo, con el rombo a tope, así que no decaiga, que vamos lanzados!!!
Martí, yo, Jose y David después del entreno. |
jueves, 19 de marzo de 2015
Lo que Zabalia no vio del maraton de Bcn 2015
Correr un maratón no es fácil. Cruzar la meta de un modo u otro
sin pensar en el tiempo o resultado final es más sencillo pero estar mas de
cuatro horas corriendo sin andar ni un metro es muy duro. Las piernas duelen,
el cuerpo sufre y la cabeza se vuelve medio loca buscando una razón para no
seguir corriendo. No tengo del todo claro el porqué se enfrenta la gente a este
tipo de retos. Cada uno tiene su propia respuesta y yo he ido encontrando la mía
a lo largo de kms de montaña, entrenos y alguna competición. Para mí un maratón,
un ultratrail o un gran entreno es una aventura. Es un espacio propio que me
permite encontrarme a mí mismo y disfrutar de todo lo que me rodea como
normalmente no puedo hacer. Me hace sentir vivo y en el fondo sé que me hace
mejor persona. Me hace recordar a las personas que me han precedido y me hace
querer mucho mas a las que todavía están aquí. También es un modo de experimentar,
de conocerme mejor y de intentar resolver algún que otro porque. Es muy
gratificante pasar por una experiencia como esta, ya sea en solitario o
acompañando a algún corredor. Es por esto que me encantó de nuevo acompañar al
Sr.Zabalia en su guerra particular con el maratón de Bcn. Quizás ahora tenga
mas claro de dónde saca la fuerza para poder ser finisher una vez mas ....o no?
Domingo 7:45 bajamos a la plaza España .
Gran ambiente, buena temperatura para correr y mas de 19500 personas dispuestas
a correr el maratón. A las 8:30 dan la salida de los pros. Nosotros tardaremos
unos 12 minutos en poder cruzar el arco de salida. Las calles ya están llenas
de gente aplaudiendo. La organización ha hecho un esfuerzo en dinamizar la
carrera y esto se nota positivamente a lo largo del recorrido. Mayor numero de
grupos musicales y gente animando. Te hace sentir especial. Los primeros kms pasan
muy rápido, no me doy cuenta y nos dejamos llevar por la euforia inicial
marcando parciales de 5:15 / 5:30 .Mi objetivo es bajar de las 4 horas y
pasamos los 10 km en 54 minutos, Ferrán va fresco y se le ve cómodo con el
ritmo. Vamos charlando y disfrutando del ambiente. Van pasando los kms y nos
plantamos en el medio maratón en 1 hora y 55 minutos. Durante un buen rato me
olvidé de los pocos entrenos que el lleva en el cuerpo y empiezo a pensar que quizás
he forzado demasiado. Me empiezo a preocupar un pelín y le pregunto.
Cenaste ayer? no...
Cenaste ayer? no...
Has desayunado ? una rebanada de bimbo..... (la
madre que lo pario)
No has comido nada desde la salida y no estas
bebiendo.... Voy bien! (la madre que lo pario 2) .
Seguimos corriendo al mismo ritmo y yo ya me voy dando cuenta que hoy no será un día fácil. En el km 25 empiezan las primera alarmas. Las piernas no le van. Joder,joder,joder ! 17 km arrastrando las piernas no lo veo factible. Hay que sacar al sargento de Hierro ya. Me transformo , le grito , le animo , le empujo , le acompaño unas veces en silencio otras a viva voz. Le observo cómo se cala la gorra, se moja y se mete en su zona de sombras particular. Por mucho que yo haga solo va a depender de el que encuentre la luz al final de ese túnel. Del 30 al 40 se hace eterno pero no deja de pelear ni de correr. Que duro es el jodido. Baja algo el ritmo pero no se detiene. Yo sigo chillando. No se anda! Vamos coño que somos gladiadores! Me cagon la p... vamos! Aquí no se para nadie! Más de uno que amagaba de andar arrancó de nuevo. Yo voy pensando que en cualquier momento se parará pero no lo hace. Sigue, sigue y sigue. No sé de dónde saca tal determinación pero finalmente conseguimos cruzar la meta tras 4 horas y 7 minutos sin andar ni un solo metro.
Sr.Zabalia cuelgue esa medalla bien alto. Se la
ha ganado a fuego.
Un orgullo y un placer acompañarte en esta tremenda batalla.
lunes, 16 de marzo de 2015
MARATON BCN 2015
El amigo de verdad se solidarizará con nosotros en las situaciones difíciles y sentirá nuestra felicidad como propia llegado el caso
Tengo muy claro para mi quienes considero mis AMIGOS en esta vida y también que significa el ser amigo pero he buscado en internet para ver que definiciones había y he econtrado esta frase que define muy bien lo que un GRAN AMIGO mio hizo este domingo por mi.
Desde el km.1 al 42km, estuviste a mi lado, motivandome cuando más lo necesitaba, pendiente de si me faltaba agua, si estaba comiendo y bebiendo en todo momento, INCREIBLE de verdad.
Se que a él no le gustan estas mariconadas pero es la verdad.
Domingo 7:45 salimos de casa, bajamos con la scoopy "alias la menorquina" hacia plaza españa, nos colocamos en nuestro cajón, bueno mejor dicho en el mio, de 4h, hay una marabunta de gente, ambiente impresionante, un clima cojonudo, sol pero con un biruji frio. Empiezan a salir las gacelas africanas y van saliendo poco a poco los cajones que van delante nuestro, y por fin salimos pasados unos 10-12 minutos, empieza la maratón !!!! los primeros kms muy bien no se si demasiado fuerte para ser maratón pero bueno, el recorrido como siempre con unos tramos chulos y otros que son chungos. Los bonitos: gran via, paseo de gracia, sagrada familia, arco del triunfo, playa y por supuesto la meta.
Los chungos: meridiana y del forum a la glorias, para mi los perores.
Hasta los 21km, creo que bastante bien, ibamos hablando, riendo, explicando nuestras historias.
Del 31km al final fué bastante duro, las piernas no me funcionaban, suerte de la cabeza que la tenia fuerte, no se puede ir sin entranar comno dios manda a una maraton y yo fui sin entrenar lo suficiente.
Como siempre el tramo de colon-paralelo-meta se hizo ETERNOOOOO.
También quiero dar las gracias a gente que vino a animarnos y que aprecio y quiero mucho:
Luis y Max que vinieron a vernos y corrieron unos 100mts con nosotros vestidos de calle !!!
Eva i Pep, Alfredo y su mujer e hijo.
Oscar
y por supuesto a Roser, Aitor e Iker que hicieron lo posible por llegar ya que teniam partido de futbol, que ilusión me hizo verlos en la meta. Me acuerdo perfectamente que a 100 mts de la meta iba diciendo, no están, no están, pero SIIIII que estaban !!!!
La gente como siempre muy bien, hay tramos que se te pone la piel de gallina, gracias a todos !!!
Finalmente me quedo con una frase que me repetía durante la carrera y es sobre una historia que le pasó a él.
CORRE POR LOS QUE NO PUEDEN CORRER !!!(creo que era así)
MOLTES GRÀCIES CARLES GARCILOPEZ
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