miércoles, 21 de octubre de 2015

Travesía Medes-Formigues. Neda el Món. Octubre 2015

Si algo puede dar idea de lo que es la travesía Medes-Formigues es lo que de camino al Estartit me dijo Jose que le había explicado a un amigo suyo: cuando te levantes el domingo por la mañana a las 8:00 para salir en bicicleta yo ya llevaré media hora nadando. Probablemente te dará pereza levantarte, y alargarás el sueño una hora más. Cuando te levantes a las 9:00 yo todavía estaré a medio camino de cruzar la bahía del Estartit. Desayunarás, cogerás la bici y cuando vuelvas después de 3 horas yo seguiré todavía nadando. Te dará tiempo de poner la mesa, preparar la comida y hasta de comer. Posiblemente, a eso de las 15:30, cuando acabes el resopón, y sólo entonces, es probable que yo llegue a les Formigues, después de 8 horas seguidas de nado. El tema fue que en nuestra travesía Jose se olvidó de decirle que a su amigo le daba tiempo hasta de hacer una siesta de pijama y orinal de 2 horas o hasta de ver Avatar por la tele ya que estuvimos 10 horas braceando.

Martí fue el que la lió. Después de nuestro éxito en el estrecho el Rombo estaba lanzado, y bastaron 3 líneas de whatsapp para convencernos a David, Jose y a mí para consultar a Neda el Món si podíamos participar en la travesía de Medes-Formigues. En nuestros entrenos para el Estrecho habíamos coincidido con parte de las personas que iban a hacerla, entre ellas Raül Romeva, que por razones obvias tuvo que ceder su plaza, y no nos dio la sensación que el entreno fuera muy diferente ni que tuvieran mucha más carga que nosotros. Después del Estrecho no sabíamos de qué mejor manera podríamos haber preparado la travesía. De hecho el Estrecho lo podríamos considerar en cierta manera un último entreno antes de afrontar la prueba más dura que se hace en Cataluña: recorrer los 22,3 km que separan las islas Medes de las islas Formigues, 4 km al sur de Calella. 


En el último momento nos confirmaron las plazas, y a mediados de semana ya estábamos pendientes de la previsión meteorológica preguntándonos cuando iba a amainar el temporal de levante que durante toda esa semana había afectado el litoral. El jueves nos dijeron que finalmente la travesía estaba programada para el domingo. Hora de encuentro 6:00 AM, y salida desde Medes a las 7:30. ¡¡¡Menudo madrugón!!!

Por la mañana allí estábamos los 4, enfundados con nuestros trajes de luces y acompañados por Ari, que se había ofrecido a darnos soporte y hacer fotos. Al final acabó dándonos hasta el avituallamiento. Gracias Ari por tu apoyo continuo.

En el briefing de salida estábamos 40 nadadores, de los que 16 eran unos irlandeses que habían venido expresamente a hacer esta travesía. La organización había hecho grupos en función de nuestra velocidad de crucero. Nosotros estábamos en los de 3 Km/h, junto con 4 nadadores más. Cada grupo íbamos a tener una barca que nos iba a seguir y a darnos en avituallamiento. La logística iba a ser la misma del Estrecho, con avituallamientos cada 45 minutos.

A las 7:00 salíamos de puerto en barcas, dirigiéndonos a las Medes. Todavía era de noche. Nervios, silencio y un poco de mar de fondo. En el horizonte se intuía la salida del Sol. Nunca había comenzado una travesía en estas condiciones, y realmente es espectacular. Una vez en Medes salto de la barca y a tocar la roca (esto me sonaba…). Al cabo de pocos minutos dieron la salida a la prueba. Eran las 7:30 AM. Nos fuimos agrupando y al poco rato nadábamos los 8, todavía de noche, en dirección al cabo de Begur que se intuía a lo lejos. El Rombo volvía a la acción.
Desde la barca camino a la salida
La primera hora fue bien, con una espectacular salida del sol y buena temperatura, pero al poco rato el grupo empezó a romperse. Desde un inicio uno de los nadadores se quedaba descolgado, y costaba mantener a todo el grupo unido. En el primer avituallamiento nos dimos cuenta que nuestro ritmo era muy bajo. Teníamos claramente corriente en contra. Al cabo de más o menos una hora y media teníamos la primera baja. Antes de llegar al cabo de Begur dos nadadores más abandonaron: una chica inglesa que vive en Barcelona porque se encontraba mal y el otro porque no estaba fino nos dijo. El Rombo seguía bien, pero avanzábamos muy poco. El mar cada vez estaba más movido… No os preocupéis - nos dijeron desde la barca - cuando lleguéis al cabo de Begur todo cambia. Es otro mar… Más valía pensé…
Nadando por la bahía del Estartit
Llegamos al cabo de Begur. Nos había costado muchísimo tiempo cruzar la bahía del Estartit. Mentalmente fue una prueba muy dura ver el cabo como meta durante todo este tiempo sin poder alcanzarlo. Justo cuando estábamos enfrente paramos a avituallarnos. Yo seguía con mi dieta de “conglomerados” de nueves, anacardos, higos secos, dátiles, orejones y avena que tan buen resultado me había dado en Gibraltar. Me obligaba a beber lo máximo que podía en cada parada de una mezcla de líquido con sales y gel.

¡¡¡Estáis a la mitad!!!... A LA MITAD!!!! Pero si llevábamos 7 horas!!! Mentalmente recordaba una travesía que había hecho este mismo año, desde Llafranc hasta Aiguablava. La había hecho en unas 2 horas. Aiguablava estaba un poco más al sur del cabo de Begur, así que no me salían las cuentas… 1 hora hasta Aiguablava, 2 horas hasta Llafranc, y 1,30 horas hasta Formigues. Esto nos lo pelamos como mucho en 4 horas y media, y más si el mar cambiaba. Ni mitad ni ostias, esto está hecho…

Cuando volvimos a arrancar…el cabo se había movido!!! Teníamos que volver a alcanzarlo y pasarlo, porque durante el escaso minuto que estuvimos tomando algo, la corriente nos hizo retroceder un trecho importante. Desesperante…

Seguíamos nadando a buen ritmo, pero nuestro avance era escaso.!!! Joder con la corriente en contra, no íbamos a llegar nunca!!!

En el siguiente avituallamiento cayeron Jose y el último nadador invitado de nuestro grupo. David, Martí y yo quedamos sorprendidos, sobre todo porque Jose no había dado ni una señal de encontrarse mal y no poder seguir el grupo, pero respetamos su decisión.¡¡ Que no decaiga, que no decaiga!!! Me decía a mí mismo… Sólo quedábamos el Rombo… y no al completo.

Desde la barca nos gritaron que parecía que el tema de la corriente iba a cambiar, y que los grupos de delante habían notado una ligera corriente a favor. A mí ya me valía con que no hubiera corriente, así podríamos avanzar normalmente.

… y una leche!!!

Seguíamos al mismo ritmo penoso, y efectivamente con otro mar diferente al de la bahía del Estartit…peor. Pensaba en el abandono de Jose, de los otros 4 nadadores del grupo, y de que sólo quedábamos los tres.

En el siguiente avituallamiento tuve la sensación de que íbamos muy solos. No se veía ninguna otra barca de los otros grupos. Ari nos puso al día del resto de los grupos. El nuestro iba ahora en segundo lugar, y nos dijo el montón de gente que había abandonado. ¡Menudo panorama! Cuando íbamos a volver a arrancar desde la barca nos gritaron que esperáramos, que venía más gente hacia nosotros. Esperamos. Se trataba de dos chicas del grupo de irlandeses. ¡Una iba sin neopreno! Menuda máquina. Luego nos enteramos que se dedica a hacer travesías extremas, con temperaturas bajas y muy largas. Cuando llegó a la barca empezó a vociferar preguntando (eso es lo que creo que entendí, entre el cansancio, las olas y el viento), sobre su bebida caliente. Lo estaba pasando fatal, porque tenía un frío de la leche. Creo que ya había encontrado su sensación extrema en la prueba… Pobre Ari, y ¿qué sabía ella de su bebida caliente?. Le dieron algo de nuestros potingues, plátanos y líquido supongo, que era lo único que teníamos, y seguimos nadando. Nos dimos cuenta enseguida que con las chicas llevábamos un ritmo desigual, y nos fuimos distanciando. La chica que llevaba neopreno se iba quedando atrás, y la otra daba la sensación de que prefería seguir su guerra en solitario. Nos seguía más o menos a la misma altura, pero siempre un poco más mar adentro que nosotros… 

Fue en ese momento cuando apareció uno de mis temores: mi hombro izquierdo reclamaba su protagonismo, y cada vez me dolía más. Hice lo de siempre, pensar en otra cosa e intentar optimizar mis brazadas para forzarlo lo menos posible, pero el tío seguía ahí… run, run… run, run…

Cuando volvimos a parar le pedí a Ari algo para el dolor muscular. Y como no, salió el famoso Enantyum, el antiinflamatorio que tantas veces habíamos comentado entre nosotros. El premio Nóbel deberían darle al señor Enantyum, el premio Nóbel!!!. Al poco rato se me había pasado el dolor y nadaba con normalidad, a buen ritmo y animado. El Rombo (o lo que quedaba de él) se deshacía. Tras mi dopaje yo iba en cabeza a buen ritmo, luego Martí, y finalmente David a un ritmo más lento pero constante. El mar empezada a picarse, y el viento a subir…
Nueva parada y sin dudarlo me tragué una biodramina, por si las moscas… Desde la barca nos dijeron que no había llegado nadie a Formigues, y que desde la organización le decían que veían complicado que nadie lo consiguiera. – Detrás vuestro ya no queda nadie- nos gritó Ari – ¡¡Todo el mundo ha ido abandonando!! -

Nos volvimos a poner en marcha, y en mi cabeza, resonaban tambores de épica, pensando que sólo los tres, después del año excepcional en el que habíamos cruzado el Estrecho, lo íbamos a conseguir. Teníamos que hacerlo, ¡¡¡Vamos!!! Pim, pam, pim, pam, una brazada, otra, un trago de agua… una brazada, otra…

Al cabo de un buen rato, con corriente, olas y viento en contra, empecé a tener dudas de si realmente podíamos conseguirlo. Tomé una referencia en la costa, acabábamos de pasar por Tamariu, y seguí nadando, nadando y nadando, y volvía a mirar y allí seguía Tamariu. Hombre, es muy bonito, pero no nos podíamos quedar, teníamos que avanzar… no era imposible, pero sí penoso. Primera levantada de cabeza y análisis de la situación. ¡¡¡Se veían las Formigues!!!, pero antes calculo que a 1,5 km teníamos que alcanzar el cabo de Sant Sebastià. Todavía teníamos que llegar allí, y luego, tirarnos a mar abierto unos 4 km más hasta Formigues. Con lo que avanzaba no sé cuántas horas iba a estar. Desde luego no menos de 3 – Vamos a probarlo – me dije.

Creo que me costó un par más de levantadas de cabeza, de análisis de las condiciones y de mirar la hora, el darme cuenta que llegar al objetivo era casi imposible. Esperé a Martí y le dije que abandonaba. Llamé a la barca para que se acercara, y subí, dándome cuenta de que estaba fuera del agua, había dejado de nadar, y que por supuesto no iba a tocar Formigues. ¿Frustración? La justa. Llevaba casi 10 horas nadando, mi cuerpo había aguantado muy bien y sinceramente, había disfrutado de cada brazada. Haber llegado a Formigues hubiera sido la leche, pero cuando no se puede no se puede… Ahora tocaba animar a Martí y a David, que todavía seguían braceando testarudos mirando a las Formigues.

Desde la barca se veía todo diferente. El oleaje y el viento se percibían en toda su magnitud. El avance penoso y lento de la barca, era fiel reflejo. A nuestro alrededor no se veía a nadie más. Las dos chicas irlandesas que nos habían seguido al parecer habían abandonado hacía rato. Quedábamos sólo Walter (el que tripulaba la barca), Ari, yo fuera del agua y Martí y David todavía nadando. Martí a un ritmo más rápido, lo que provocaba que entre ellos la distancia cada vez se hiciera mayor. Cuando con la barca íbamos a animar y ver como estaba uno costaba luego ver donde estaba el otro, y llegar, no menos de 5 minutos. Insistí a Walter para que llamara a la organización para que trajeran otra barca, porque con sólo una era muy difícil controlarlos a los dos.


Pasaron unos 20 minutos cuando Martí dejó de nadar. Nos miró y se quitó las gafas. Había decidido también dejarlo. Fuimos hacia él y subió a la barca. Me imagino que por su cabeza pasaron sensaciones y emociones semejantes a las que me habían invadido hacía un rato. Nos abrazamos, lo que habíamos hecho era muy, muy grande.

Al poco rato llegó una segunda barca, diciendo que se iba a hacer de noche, que era muy difícil que David lo consiguiera, y que lo más sensato era que abandonara. Estaba claro que ni Martí y yo se lo íbamos a pedir. Creo que en ocasiones así debe ser uno mismo el que decida, y que si quiere seguir intentándolo, si no hay riesgo para nadie, tiene todo el derecho a hacerlo. La travesía no tenía tiempo de corte, y lo único que realmente era crítico era que se llegara a hacer de noche. Por lo demás, si David quería nadar, pues que nadara.
Desde la barca que acababa de llegar me gritaron para que subiera y llevarme a Calella. Si David decidía parar, no era muy seguro ir 5 personas en la barca de avituallamiento, así que cambié de barca y tomamos rumbo a Calella, dejando atrás a Walter, Ari, Martí y también a David en su intento de conseguirlo.

Una vez en la barca me di cuenta realmente de lo que le faltaba… Calculo que tardamos unos 20 minutos en llegar al cabo de Sant Sebastià, salpicados por las olas y con mucho viento. 15 minutos más en llegar a Calella. Las condiciones eran iguales todo el rato, así que imaginé que David no iba a tardar menos de 4 horas si lo conseguía, con el riesgo que se le hiciera de noche… ¡¡¡Con un par!!!

Llegué a Calella, donde la sensación era de tranquilidad, y reflejaba muy poco las condiciones que habíamos vivido fuera. Salieron a recibirme Jose, que se había metido una buena paella entre pecho y espalda para hacer tiempo, Marta, la mujer de David, y Blanca, una amiga de Jose a la que se encontraron por casualidad. Cuatro irlandeses que estaban por allí, y un par de personas de la organización. En mi mente me sorprendía el contraste entre la tranquilidad de la llegada y lo que debía estar luchando David.

Blanca tenía casa allí, y me ofreció una ducha caliente. ¡¡Qué mejor recompensa para el palizón que me había dado!! Cuando acabé bajé a la playa y justo acababan de llegar Martí y David. David había aguantado 40 minutos más en el agua. Debe tener raíces mañas, seguro. Esta vez no habíamos conseguido el objetivo. Habíamos nadado 10 horas seguidas, el doble de lo que necesitamos para cruzar el Estrecho, y en ese tiempo habíamos recorrido incluso menos distancia, calculo que unos 18 km. De todos modos estábamos contentos porque vimos que el cuerpo todavía no había dicho basta. Disfrutamos toda la travesía hasta el final, y supimos que éramos capaces de estar todo ese tiempo braceando y que podíamos estar más. No habíamos descubierto cuál es nuestro límite, y por qué no, siempre nos quedará la épica para contarlo, al menos hasta el año que viene, cuando volvamos a intentarlo.


De los 40 nadadores que salimos de Medes sólo 5 consiguieron llegar a las islas Formigues. Los tres primeros en 9 horas y media, un cuarto en 11 horas, y el último nadador lo hizo de noche después de casi 13 horas de nado. Este seguro que se lo contará a sus nietos. Mi más sincera admiración a los 5. Después de todo el esfuerzo para vencer la corriente que fue contraria en todo el recorrido, y al final el oleaje y viento, la pregunta que nos hacemos es por qué la organización no planteó la prueba en sentido contrario. Tener algo a favor de vez en cuando también se agradece.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Cruce a nado del Estrecho de Gibraltar. Septiembre 2015

Por fin. Tras muchas horas de entreno, más de 400 km nadados en 8 meses, bastantes travesías a mis espaldas y sobre todo muchas ganas y mucho apoyo de los que tengo cerca, el pasado día 15 conseguí cruzar el estrecho de Gibraltar nadando.
Vista del estrecho desde el puerto de Tarifa. Marruecos al fondo
Llegar a ese día fue tanto un proceso individual como de grupo. El lujo de formar un grupo de amigos desde el primer día, con Sandra, Jordi, David, Martí, Jose, Anna, compartiendo un objetivo, ha sido lo que ha mantenido viva la motivación durante todos estos meses. Empecé a entrenar en serio en Enero, todo y que fue en Noviembre cuando decidimos tomar parte de esta aventura. A partir de principio de año todos empezamos a ponernos las pilas. Cenas en el Timesburg, notas de whatsApp, correos, quedar para nadar y participar juntos en varias travesías, ha hecho que al final el proyecto del cruce pasara de un proyecto de cada uno a un proyecto de todos. En mi caso ha sido con David Marimon, Martí Colet y José Lecha con los que, desde el primer entreno convocado por Neda el Mon para hacer los grupos de cruce, hemos conseguido consolidar el ya famoso ROMBO, nadando juntos, ordenados y aun ritmo en el que todos nos encontramos cómodos. Parecía imposible cuando los primeros días Jose todavía se quedaba atrás, David iba como una moto con sus entrenos, Martí nos sacaba cuando daba de pies un cuerpo de ventaja o yo no era capaz de mantener un ritmo tranquilo a la que me ponía delante. A finales de junio el Rombo funcionaba a la perfección.

El lunes nos había citado la organización de Neda el Mon a las 5:45 en el aeropuerto. Madrugón desde casa, compartiendo taxi con David. A las 7:00 salida del vuelo hacia Málaga y desde allí traslado en autocar hasta Tarifa. En Málaga nos informaron que el primer grupo que iba a enfrentarse al reto, formado por Jordi Crespi, Joan Caneti, Joan María Cámara y Javier Santos (el de Madrid) tenía muchos números de cruzar en cuanto llegáramos. Nervios a tope!! Íbamos a estar una semana en Tarifa, y durante esos 7 días debíamos cruzar 3 grupos: el de Jordi, el Rombo y el de las chicas (Sandra, Anna, Mireia y Núria). La cosa está apurada, porque en el estrecho las condiciones no siempre son buenas para poder nadar. Corrientes, mareas y viento son factores claves que pueden hacer que una travesía acabe en éxito o fracaso. Ha habido casos en que después de una semana se ha tenido que regresar a casa por no haber un solo día bueno. Cuando la ACNEG (Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar) dice que se puede cruzar hay que ponerse firmes y las pilas.

La ACNEG es la única empresa que dispone de permiso para cruzar nadadores de un lado a otro. Al principio, y sinceramente pensé que menudo monopolio tenían montado, pero después de haberlo cruzado y ponernos en sus manos, puedo decir que son muy buenos profesionales, y que su experiencia, en especial la de Antonio Montiel, es la que hace que muchos cruces se consigan. Cuando estás allí cruzar el estrecho no es como muchas travesías en las que con una barca y buena voluntad vas haciendo… allí hay que mirar las corrientes, la velocidad de los nadadores, controlar los barcos (peazo barcos!!!)… y al final interpretar si se puede o no conseguir el cruce. Si se llega a Perejil, punta Almansa, te vas directo a Ceuta, te vuelves a Gibraltar o sencillamente si te puedes quedar nadando contracorriente sin avanzar un metro. Todo eso lo domina Antonio.

Todo el grupo recién llegados al aeropuerto de Málaga
Total, que la ACNEG decía que se podía cruzar y allá iba nuestro primer grupo, con el sueño del madrugón, poca comida en el estómago y todavía descolocado. Salida a las 11:30 de la mañana, mar un poco movido y mucho nerviosismo, tanto de los que iban a cruzar como del resto que nos quedábamos en tierra y teníamos que esperar turno. Cuando salieron fuimos a alojarnos en el Hostal Alameda, situado a escasos 50 m del puerto, deshacer equipajes y luego a comer. Estuvimos siguiendo toda la travesía a través de la web www.vesselfinder.com, siguiendo las evoluciones del Columba, que es el barco de la organización en el que iba Antonio dirigiendo todo el cruce. Al cabo de poco más de 5 horas llegaban a Perejil (no sé si eso cuenta como Marruecos, aunque supongo que sí como África, jejeje). Al cabo de casi una hora llegaban que no cabían en sus cuerpos y fuimos todos a recibirlos. Exitazo del primer grupo. Ahora nervios para el segundo… el rombo empezaba a temblar.
El rombo: Jose, David, yo y Martí
La ACNEG comentó que era posible que pudiéramos cruzar al día siguiente, el martes, pero que tenían que confirmar la previsión. Esa noche a las 22:00 nos dirían algo. Para cenar hidratos a tope, en una pizzería muy recomendable cerca del Hostal, en la misma Avenida Constitución. Cuando acabamos fuimos a dar un paseo, y llegaron noticias del ACNEG: la salida se confirmará mañana a las 10, hay muchas posibilidades de que se salga. Fuimos a dormir pronto, y al día siguiente, a las 10:00, después de haber pasado por el bar de la Churrería ya habíamos desayunado todos. Al poco rato nos confirmaron que saldríamos a las 11:30.

Subida a la habitación, coger los avituallamientos (en mi caso a base de una pasta que preparé con higos, orejones, anacardos, nueces, dátiles, canela y avena y 5 bidones de líquido hidratante con gel). También cogí una pequeña piedra de Noe que mi amigo Álvaro me había dado para que me acompañara en el cruce. Estas piedras las pinta Noe, para que la gente las llevé a sitios donde ella no puede llegar. Me la puse debajo del traje, en el antebrazo izquierdo, y no me iba a dejar hasta Marruecos.

Salimos a la calle como si fuéramos toreros en la plaza, enfundados en los neoprenos y acojonados. En el puerto últimas instrucciones de Antonio, fotos con los compis y a las 11:15 salíamos del puerto ya con el barco hacia la isla de las Palomas, donde iba a empezar la travesía. Al salir del puerto ya me di cuenta de que la cosa estaba movidita. Nos situamos a unos 20 m y Antonio nos dijo que al agua, y con cuidado que está fresquita. ¿Fresquita? ¡A 16º estaba el agua!. Saltamos uno a uno de la barca y fuimos nadando hasta las rocas. Allí tocamos tierra con más o menos fortuna en medio de las olas que rompían y sonó el pitido que indicaba el inicio del cruce. Como un reloj, clac, clac, clac, formación del rombo y empezamos a nadar hacia mar abierto, detrás de la barca del ACNEG. Martí delante, Jose y David a los lados y yo a pies detrás. Pim, pam, pim, pam. El primer tramo las olas estaban más subidas de lo que parecía desde fuera. Por un momento pensé que si tenía que ser así durante más de 5 horas lo iba a cruzar su tía. Al cabo de unos 30 minutos la cosa cambió como por arte de magia, y las olas se ordenaron de repente, haciéndonos subir y bajar pero sin tanto salpicón. Eso me animó.
El rombo nadando en medio del estrecho
Toque de silbato y primer avituallamiento más o menos a los 50 minutos de travesía. Todos a la zódiac que navegaba a nuestro lado todo el rato a por la manduca. Teníamos 45 segundos para engullir y beber todo lo que pudiéramos. No nos dejaban más tiempo para evitar la deriva producida por la corriente y así desviarnos lo mínimo de la línea recta que nos podía llevar a Punta Cires, el punto del otro lado más cercano a la salida (15,5 km). Cambiamos nuestras posiciones, Jose delante, Martí y yo al lado y David detrás. El rombo avanzaba a la perfección. Animado por el ritmo y las sensaciones llegamos al segundo avituallamiento. Bolinga de calorías, líquido y a nadar. Ahora pasé yo encabezando el grupo. Qué pasada!!! Al poco rato agarrón de tobillo. Me iba del grupo. Bajada de ritmo, reagrupación y seguimos. Nuevo tirón. Jose tenía problemas para seguir. David dijo aquello de que “casi que paso yo delante”. Resignado me puse a un lado… seguimos nadando y era claro que a Jose le pasaba algo. Faltaba todavía un huevo pues justo acabábamos de atravesar el primer “autopista” de barcos que circulaban del Mediterráneo al Atlántico.

Tráfico marítimo en el estrecho. Salida en el punto señalado, posición del Columba
Durante la travesía teníamos pocas referencias de nuestro avance. Por un lado los avituallamientos, que más o menos debían producirse cada 45 minutos, y que nos daban idea del tiempo transcurrido. Por otro la dirección de los barcos que íbamos viendo cerca. Dado que el estrecho es uno de los puntos con más tráfico marítimo del mundo, éste se organiza como una carretera. En el lado español circulan por un carril imaginario paralelo a la costa los barcos que salen del Mediterráneo, y por el lado marroquí los que entran. Evidentemente nosotros teníamos que atravesar por en medio de todos, con prioridad total sobre esas bestias que veíamos y que debían desviar su rumbo para no arrollarnos. Eso nos daba varias referencias: superados los barcos que venían por la izquierda habríamos hecho más o menos una cuarta parte del recorrido. Cuando superáramos a los que venían por nuestra derecha ya estábamos en el último cuarto. Finalmente, y quizás la más importante era cuando en la barca del ACNEG que nos guiaba se ponía el el pabellón de Marruecos (la bandera vaya) indicándonos que estábamos a medio camino. El resto era agua, fondo oscuro, nadar y nadar.


Total que cuando a Jose le cogió la pájara justo acabábamos de superar los barcos que venían por la izquierda (poco más de la cuarta parte la travesía). El rombo entró en crisis, y todos bajamos el ritmo. Por suerte ni desde la zódiac ni desde la barca del ACNEG nos apretaban para que nadáramos más rápido. El resto de la travesía fue ir viendo cómo animar a Jose y cómo ordenarnos mejor para no separarnos e ir ganando millas. Martí, con sus ganas de ayudar de siempre, al lado de Jose, y yo y David un poco por libre manteniendo una distancia corta y acercándonos de vez en cuando para relevar a Martí. Jose por su lado como una barcaza del Mississipi paleando y avanzando como podía. Luego Jose nos confesó que estaba hasta los cojones de que Martí se le pusiera en medio y le diera golpes, y que David, en una de sus diagonales de aproximación, le había dado con el pie en un dedo y se lo había puesto mirando al cielo. Total, que Jose ya iba tocado y entre todos nos habíamos propuesto rematarlo, y todo sin saberlo.
Avituallamiento en medio del mar
Llegamos así al cuarto y último avituallamiento. Se veía ya el final, y tanto Susi (que me había pasado la comida durante las paradas) como el piloto de la zódiac que eran del ACNEG como Oriol de Neda el Mon, no paraban de animarnos. Mil gracias a los tres por vuestro constante apoyo. La costa estaba muy muy cerca. Los últimos 1.000 metros fueron muy emocionantes. Por mi cabeza pasaban todos aquellos que me habían animado y apoyado a hacer la travesía, en especial mi padre, al que cuando le conté en Enero lo que iba a hacer me miró con aquella cara de padre orgulloso que no tiene precio, y que cada día que iba a verle me preguntaba como iban mis entrenos. No se lo he podido contar, pero seguro que sabía que estaba apunto de conseguirlo. Las olas eran grandes, pero nos venían casi por detrás, sin frenarnos. Algunas nos pasaban por encima, pero la mayoría nos hacían avanzar más rápido y algunas las podíamos surfear.
No estábamos solos...
Los últimos metros fuimos en línea David, Martí y yo, y Jose, en su batalla particular, avanzaba más a la izquierda, en su permanente afán de llegar más al este. Momentazo mágico cuando llegamos a tocar la roca. Mano al aire y sonido de silbato que no hacía más que reafirmar que habíamos alcanzado nuestro objetivo. David intentó subir a una roca, pero una ola se lo llevó. Yo quería y tenía que ponerme de pie.

¡¡¡¡Lo conseguí!!!!!

Miré al cielo y levanté los brazos. Viví una de las mayores satisfacciones que nunca había sentido. ¡¡Lo habíamos hecho!!, ¡¡habíamos cruzado el estrecho!!, ¡¡estábamos en Marruecos!!. Duré apenas dos segundos, pues noté un mareo y me fallaron las piernas. Al agua de nuevo!!. 5 horas y 9 minutos nos había costado nadar los 18,7 km que finalmente recorrimos.

Desde el agua saqué la piedra de Noe de mi brazo, y como pude la lancé a la orilla. Tomé la geolocalización por si alguien algún día quiere venir a buscarla y a lo mejor llevarla otra vez a España, y me alejé de la costa. A pocos metros nos esperaba la zódiac para llevarnos en plan comando, colgados dos a cada lado, hasta la barca principal del ACNEG.
Volvemos!!
Cuando subimos rezumábamos satisfacción, felicidad, orgullo y emoción. Momentazo. Cuando Jose se sentó nos dimos cuenta de lo que le había pasado en la travesía. Justo a la salida, una ola lo había llevado contra las rocas, y el traje se le había abierto por la entrepierna. Afortunadamente todo lo demás e importante no había sufrido daños. Suponemos que al ir nadando el corte del traje se fue abriendo, hasta que pasado el segundo avituallamiento, empezó a entrarle agua restándole flotabilidad. ¡¡El tío había aguantado casi 3 horas así!! ¡¡Una bestia parda!! ¡¡Olé tú!! Luego nos reconoció que suerte que no sabía lo que le pasaba, porque si hubiera sido así probablemente hubiera abandonado. Menos mal.
Recepción de lujo a la llegada a Tarifa
De regreso con la barca nos dimos cuenta de la barbaridad que habíamos nadado. Si lo llegamos a ver antes igual ni nos lo planteamos. A lo lejos delfines, y poco a poco la costa marroquí desaparecía a nuestras espaldas. A la llegada a puerto nuevo momento de gallina de piel. El resto del grupo nos esperaba con aplausos al final del muelle. ¡¡Qué pasada!!
Abrazos y felicitaciones, lo habíamos hecho. Aahora nos tocaba animar al grupo de las chicas que acabaría por cruzar el jueves 17 de septiembre, en una travesía épica, con muchas corrientes, que las tuvo en el agua 6 horas y 40 minutos, recorriendo más de 24 km.

El jueves por la noche, habiendo cruzado todos, salimos a celebrarlo.


Lo conseguimos!!
Martí, yo, Antonio (ACNEG), David, Jose, Carlos (el fotógrafo) y Oriol (Neda el Mon)


lunes, 11 de mayo de 2015

Fin de semana completo

Este año por fin me he decidido. No me costó mucho subirme al carro cuando en la última travesía de Marnatón en Cadaqués, en el barco que nos llevaba a la salida, con Sandra y Jordi hablamos de apuntarnos para cruzar el estrecho. Encontrar a David a la llegada y que también se ilusionara por el proyecto nos animó todavía más. No había pasado un mes que conseguimos liar a Martí, Anna y Jose y formamos el grupo definitivo del estrecho. Empezaba así nuestra andadura. Luego alguna cena de planificación y al final el calendario de la temporada. Además de los entrenos, si todo va bien este año caerán Barcelona (2 km), Begur (6 km), Sant Feliu (6,5 km), Palamós (9,5 km)... lo que vaya viniendo y al final la gran meta: entre 15 y 29 km de travesía (de 4 a 8 horas de nado), según estén las corrientes de ese día y si el mar nos deja...

En el primer entreno de Neda el Món se hicieron los grupos para el cruce: conmigo David, Martí y Jose. Otro grupo lo formaron Anna y Sandra con dos chicas más (Núria y Mireia), y Jordi, que ese día llegó tarde, se incorporó a un grupo variopinto con gente de Madrid y Bilbao.

El cruce está programado para Septiembre, y se hace en grupos de 4 personas. Tenemos que aprender a nadar juntos, pues en caso que uno se descuelgue lo sacarían del agua. En el estrecho el tráfico marítimo es intenso, y la organización no quiere correr ningún riesgo. Nada de tener a 4 tíos desperdigados cada uno a su bola...

Pasados ya unos cuantos meses desde que nos apuntamos, y tras bastantes piscinas arriba y abajo, el sábado pasado teníamos la primera travesía de la temporada: la Maratón de Barcelona, de 2 km individuales. Una prueba corta, y decidimos hacerla cada uno por separado, sin nadar en grupo como lo haremos el día de la travesía. Luego, para acabar la mañana nos apuntamos con el grupo a relevos. La prueba de 2 km fue como esperábamos. Mucha gente con el cuchillo en la boca a la salida y bastantes golpes. La distancia era demasiado corta para que el grupo se estirara, así que casi todo el rato nadamos bastante en mogollón. No hubiera tenido ningún sentido intentar nadar los 4 del grupo juntos. Llegamos todos bastante seguidos, y en menos de 2 minutos de margen llegamos todos. Yo marqué el puesto 90 de la general, con algo más de 400 participantes. Contento.

La prueba de relevos fue lo más divertido. Cada miembro del grupo tenía que completar dos vueltas a un circuito de 500 m. Era la primera vez que me encontraba en una prueba de natación compitiendo contra el crono. Había que darlo todo, y la distancia era lo suficiente corta como para hacerlo. Enseguida nos dimos cuenta de quienes eran nuestros rivales. Compañeros de piscina, de otros entrenos... lo pasamos en grande. Quedamos en la posición 16 de un total de 50 equipos. Exitazo, y más teniendo en cuenta en nivel que había en la prueba.

Al día siguiente, domingo, para completar el fin de semana, tocaba el tercer entreno del estrecho que montaba la organización. El primero había sido para montar los grupos, el segundo, en marzo, para tener el primer contacto con el mar y ver cómo nadábamos todos juntos, y el de hoy era la primera prueba de distancia. 8 km, que han acabado siendo 8400 m. El día inmejorable, sol y mar plana. Seguro que eso no lo encontraremos en Gibraltar, pero ha servido para disfrutar mucho. Durante las casi dos horas y media que hemos estado nadando hemos intentado mantener la formación de rombo, que según nos han dicho es la mejor para cruzar. La verdad es que hemos ido bastante bien, juntos todo el rato. Todo y así, el nadar en grupo no es que sea del todo fácil. Te hace ir todo el rato pendiente de los demás, mantener un ritmo constante y vigilar que nadie se descuelgue. Eso sí, es infinítamente más divertido que nadar solo, y hace que el tiempo pase mucho más deprisa. Nos ha servido para dos cosas: para ver que todavía nos faltan muchas horas de vuelo, y para quitarnos el miedo de la siguiente prueba, la del 24 de Mayo en Palamós. Será la primera que haré de 9,5 km, pero después de lo de hoy creo que la podemos afrontar con suficientes garantías. Esta sí será la primera que haremos en grupo, con el rombo a tope, así que no decaiga, que vamos lanzados!!!
Martí, yo, Jose y David después del entreno.



jueves, 19 de marzo de 2015

Lo que Zabalia no vio del maraton de Bcn 2015

Correr un maratón no es fácil. Cruzar la meta de un modo u otro sin pensar en el tiempo o resultado final es más sencillo pero estar mas de cuatro horas corriendo sin andar ni un metro es muy duro. Las piernas duelen, el cuerpo sufre y la cabeza se vuelve medio loca buscando una razón para no seguir corriendo. No tengo del todo claro el porqué se enfrenta la gente a este tipo de retos. Cada uno tiene su propia respuesta y yo he ido encontrando la mía a lo largo de kms de montaña, entrenos y alguna competición. Para mí un maratón, un ultratrail o un gran entreno es una aventura. Es un espacio propio que me permite encontrarme a mí mismo y disfrutar de todo lo que me rodea como normalmente no puedo hacer. Me hace sentir vivo y en el fondo sé que me hace mejor persona. Me hace recordar a las personas que me han precedido y me hace querer mucho mas a las que todavía están aquí. También es un modo de experimentar, de conocerme mejor y de intentar resolver algún que otro porque. Es muy gratificante pasar por una experiencia como esta, ya sea en solitario o acompañando a algún corredor. Es por esto que me encantó de nuevo acompañar al Sr.Zabalia en su guerra particular con el maratón de Bcn. Quizás ahora tenga mas claro de dónde saca la fuerza para poder ser finisher una vez mas ....o no?

Domingo 7:45 bajamos a la plaza España . Gran ambiente, buena temperatura para correr y mas de 19500 personas dispuestas a correr el maratón. A las 8:30 dan la salida de los pros. Nosotros tardaremos unos 12 minutos en poder cruzar el arco de salida. Las calles ya están llenas de gente aplaudiendo. La organización ha hecho un esfuerzo en dinamizar la carrera y esto se nota positivamente a lo largo del recorrido. Mayor numero de grupos musicales y gente animando. Te hace sentir especial. Los primeros kms pasan muy rápido, no me doy cuenta y nos dejamos llevar por la euforia inicial marcando parciales de 5:15 / 5:30 .Mi objetivo es bajar de las 4 horas y pasamos los 10 km en 54 minutos, Ferrán va fresco y se le ve cómodo con el ritmo. Vamos charlando y disfrutando del ambiente. Van pasando los kms y nos plantamos en el medio maratón en 1 hora y 55 minutos. Durante un buen rato me olvidé de los pocos entrenos que el lleva en el cuerpo y empiezo a pensar que quizás he forzado demasiado. Me empiezo a preocupar un pelín  y le pregunto.
Cenaste ayer? no...   
Has desayunado ? una rebanada de bimbo..... (la madre que lo pario)  
No has comido nada desde la salida y no estas bebiendo.... Voy bien!  (la madre que lo pario 2) . 

Seguimos corriendo al mismo ritmo y yo ya me voy dando cuenta que hoy no será un día fácil. En el km 25 empiezan las primera alarmas. Las piernas no le van. Joder,joder,joder !  17 km arrastrando las piernas no lo veo factible. Hay que sacar al sargento de Hierro ya. Me transformo , le grito , le animo , le empujo , le acompaño unas veces en silencio otras a viva voz. Le observo cómo se cala la gorra, se moja y se mete en su zona de sombras particular. Por mucho que yo haga solo va a depender de el que encuentre la luz al final de ese túnel. Del 30 al 40 se hace eterno pero no deja de pelear ni de correr. Que duro es el jodido. Baja algo el ritmo pero no se detiene. Yo sigo chillando. No se anda!  Vamos coño que somos gladiadores! Me cagon la p... vamos!  Aquí no se para nadie!  Más de uno que amagaba de andar  arrancó de nuevo.  Yo voy pensando que en cualquier momento se parará pero no lo hace. Sigue, sigue y sigue. No sé de dónde saca tal determinación pero finalmente  conseguimos cruzar la meta tras 4 horas y 7 minutos  sin andar ni un solo metro. 

Sr.Zabalia cuelgue esa medalla bien alto. Se la ha ganado a fuego. 
Un orgullo y un placer acompañarte en esta tremenda batalla.




lunes, 16 de marzo de 2015

MARATON BCN 2015

El amigo de verdad se solidarizará con nosotros en las situaciones difíciles y sentirá nuestra felicidad como propia llegado el caso Tengo muy claro para mi quienes considero mis AMIGOS en esta vida y también que significa el ser amigo pero he buscado en internet para ver que definiciones había y he econtrado esta frase que define muy bien lo que un GRAN AMIGO mio hizo este domingo por mi. Desde el km.1 al 42km, estuviste a mi lado, motivandome cuando más lo necesitaba, pendiente de si me faltaba agua, si estaba comiendo y bebiendo en todo momento, INCREIBLE de verdad. Se que a él no le gustan estas mariconadas pero es la verdad. Domingo 7:45 salimos de casa, bajamos con la scoopy "alias la menorquina" hacia plaza españa, nos colocamos en nuestro cajón, bueno mejor dicho en el mio, de 4h, hay una marabunta de gente, ambiente impresionante, un clima cojonudo, sol pero con un biruji frio. Empiezan a salir las gacelas africanas y van saliendo poco a poco los cajones que van delante nuestro, y por fin salimos pasados unos 10-12 minutos, empieza la maratón !!!! los primeros kms muy bien no se si demasiado fuerte para ser maratón pero bueno, el recorrido como siempre con unos tramos chulos y otros que son chungos. Los bonitos: gran via, paseo de gracia, sagrada familia, arco del triunfo, playa y por supuesto la meta. Los chungos: meridiana y del forum a la glorias, para mi los perores. Hasta los 21km, creo que bastante bien, ibamos hablando, riendo, explicando nuestras historias. Del 31km al final fué bastante duro, las piernas no me funcionaban, suerte de la cabeza que la tenia fuerte, no se puede ir sin entranar comno dios manda a una maraton y yo fui sin entrenar lo suficiente. Como siempre el tramo de colon-paralelo-meta se hizo ETERNOOOOO. También quiero dar las gracias a gente que vino a animarnos y que aprecio y quiero mucho: Luis y Max que vinieron a vernos y corrieron unos 100mts con nosotros vestidos de calle !!! Eva i Pep, Alfredo y su mujer e hijo. Oscar y por supuesto a Roser, Aitor e Iker que hicieron lo posible por llegar ya que teniam partido de futbol, que ilusión me hizo verlos en la meta. Me acuerdo perfectamente que a 100 mts de la meta iba diciendo, no están, no están, pero SIIIII que estaban !!!! La gente como siempre muy bien, hay tramos que se te pone la piel de gallina, gracias a todos !!! Finalmente me quedo con una frase que me repetía durante la carrera y es sobre una historia que le pasó a él. CORRE POR LOS QUE NO PUEDEN CORRER !!!(creo que era así)
MOLTES GRÀCIES CARLES GARCILOPEZ